Los logros de la investigación científica y el rol de las universidades

Expertos sostienen que la presión por hacer estudios de resultados inmediatos no debe interferir en la educación ni en la formación de los alumnos

Por Heitor Shimizu, desde Montevideo  |  Agência FAPESP – “Las universidades deben preocuparse por producir investigación científica de calidad, y también para que esa investigación apunte hacia la mejora de aspectos negativos o deficitarios de las sociedades en que están insertadas”, dijo Judith Sutz, coordinadora de la Comisión Sectorial de Investigación Científica de la Universidad de la República (UDELAR) de Uruguay.

Según Sutz, son distintos los retos, las dificultades y los estímulos a la hora de producir ciencia de manera tal de hacer avanzar la frontera del conocimiento, y de hacer ciencia apuntando directamente hacia las demandas de la sociedad: hacia la disminución de la desigualdad, por ejemplo.

Ante ese panorama, la transformación del sistema de evaluación académica constituye “una necesidad para la salud de la ciencia y para su robustez social”, destacó Sutz durante la FAPESP Week Montevideo, que se realizó durante los días 17 y 18 de noviembre de 2016 en la capital uruguaya. Este evento estuvo organizado por la FAPESP en colaboración con la UDELAR y la Asociación de Universidades Grupo Montevideo (AUGM).

“Dado que la investigación científica constituye una actividad nacional, pero es cada vez más una actividad internacional, únicamente concebible mediante el trabajo cooperativo de científicos de todo el mundo, el sistema de estímulos y las modalidades de evaluación de la actividad académica requieren que se fijen al menos algunos criterios en común”, dijo.

Sutz sugiere que las universidades trabajen en la construcción de un sistema de evaluación que esté a la altura de los actuales desafíos. “Desde nuestras casas, que son las universidades de nuestros países, pasaríamos a trabajar con investigadores de instituciones de todas partes”, dijo.

Otro participante en el panel intitulado “Investigación en universidades” fue Carlos Henrique de Brito Cruz, director científico de la FAPESP, quien destacó que en todo el mundo existe una creciente presión para que las universidades produzcan resultados regidos cada vez más por el corto plazo en lo que hace a la investigación. “Y así es como se soslaya que el efecto de las universidades en el seno de la sociedad está mediado en general por la buena educación de la gente que ellas mismas generan; gente que trabajará en empresas, en gobiernos y en institutos de investigación orientados hacia objetivos específicos.”

“Esta presión termina por convertirse en un factor de desafío para la labor de investigación y educación que se realiza en las universidades, y puede terminar yendo en detrimento de aquél que debería ser el enfoque de cualquier buena universidad, que consiste en educar bien a sus alumnos. Es precisamente a través de sus estudiantes, educados en un ambiente expuesto a la investigación científica avanzada y que estimula el conocimiento y la curiosidad, que las universidades cambian el mundo”, dijo Brito Cruz.

“Si las universidades no estimulan la curiosidad intelectual, no forman a las nuevas generaciones de alumnos, educadas según las más elevadas referencias académicas y que por eso mismo transformarán sus países, ¿para que servirán?”, añadió.

Según Daniel López, vicerrector de Investigación, Posgrado e Innovación de la Universidad de Playa Ancha, en Chile, es importante recordar los valores culturales, formativos y de apoyo al desarrollo de las universidades. Con todo, López enfatizó éstas no deben actuar solas.

“Ante la urgencia de las demandas de la sociedad, las universidades deben valerse cada vez más de la cooperación, ya sea para priorizar la investigación de calidad mediante la articulación de sus científicos como para promover la cultura científica”, dijo.

Otros puntos que López recordó fueron los de “concretar alianzas público-privadas para el desarrollo mediante la innovación tecnológica y social” y gestionar el conocimiento en procura de ponerlo en valor, tal como en la formación de empresas incubadas, por ejemplo.

Carlos Américo Pacheco, director presidente de la FAPESP, puso de relieve la articulación de las universidades con el sector productivo. “Una parte importante de la información que llega al sector privado a la hora de innovar proviene de las universidades. Una pequeña parte de ello es producto de los contratos que se suscriben entre empresas y universidades; pero gran parte deriva del conocimiento que se genera en las universidades y que se difunde públicamente, ya sea bajo la forma de artículos publicados o en los congresos que se organizan”, dijo.

“La cooperación con empresas crea oportunidades para las universidades. Oportunidades que surgen debido a que, para las universidades, el hecho de relacionarse con las empresas resulta benéfico cuando llega el momento de ubicar a sus alumnos. Es bueno desde la óptica de plantear temas y objetos de investigación interesantes y que poseen gran visibilidad, dado que constituyen respuestas a retos concretos y pueden movilizar la inteligencia o generar una motivación especial respecto a un objeto de investigación”, dijo Pacheco.

Otro punto importante de las universidades, y sobre el cual Pacheco hizo hincapié, es aquél que caracterizó como “la renovación del tejido productivo”. “La creación empresas emergentes, de pequeñas empresas, cumple un creciente papel en esa renovación. Y esto es más importante actualmente en países como Brasil y Estados Unidos que la transferencia directa de tecnología bajo la forma de licencias o la comercialización de patentes, por ejemplo”, dijo.

 

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