Las acciones afirmativas sostienen la inclusión en las universidades públicas

Este análisis estuvo a cargo de una investigadora de Brasil durante su disertación en una mesa sobre Ciencias de la Educación en la FAPESP Week Montevideo

Por Elton Alisson, desde Montevideo  |  Agência FAPESP – La expansión de la matrícula y la implementación de políticas afirmativas en las universidades públicas brasileñas a partir del comienzo del siglo XXI hizo que dichas instituciones mantuvieran el lugar al cual empezaron a llegar durante la década de 1980, y que consiste en ser un poco más inclusivas que las universidades privadas en la comparación por carreras.

Este análisis estuvo a cargo de Ana Maria Fonseca de Almeida, docente de la Facultad de Educación de la Universidad de Campinas (Unicamp), en São Paulo, Brasil, en el marco de su disertación en una mesa sobre Ciencias de la Educación y Lenguas durante la FAPESP Week Montevideo.

Este simposio, organizado por la Asociación de Universidades Grupo Montevideo (AUGM), la Universidad de la República (UDELAR) y la FAPESP, transcurrió durante los días 17 y 18 de noviembre en el campus de la UDELAR, en la ciudad de Montevideo, y tuvo por objeto fortalecer las colaboraciones actuales y generar nuevas alianzas entre científicos de América del Sul en las distintas áreas del conocimiento. En dicho encuentro participaron investigadores y dirigentes de instituciones de Uruguay, Brasil, Argentina, Chile y Paraguay.

“A partir de la década de 1980 se empezó a producir un cambio en la composición del alumnado de las universidades públicas brasileñas, que derivó a una reorganización de las carreras que se dictaban en las mismas. En ese entonces, también empezó a constatarse que la educación superior pública estaba volviéndose más inclusiva que la privada cuando se comparaba por carreras”, dijo Fonseca de Almeida.

“Algunos estudios que hemos realizado durante los últimos años demuestran que las universidades públicas mantuvieron ese lugar al expandir la matrícula e implementar acciones afirmativas a partir de los años 2000 en Brasil”, afirmó.

De acuerdo con la investigadora, algunas universidades públicas brasileñas empezaron a expandir e implementar políticas de democratización del ingreso, tales como sistemas de cupos étnico-raciales, bonificación por puntos y reserva de plazas, por ejemplo.

Las instituciones privadas, a su vez, aumentaron la cantidad de inscritos mediante la concesión de recursos públicos para el otorgamiento de becas de estudios y préstamos para la financiación de los estudios, destinados fundamentalmente a los estudiantes menos privilegiados económicamente.

El resultado de tales acciones fue el incremento de la cantidad de estudiantes inscritos en las redes pública y privada de educación superior de Brasil. En la red pública, la cantidad de plazas trepó de poco menos de un millón en 2000 a más de 1.800.000 en 2010. Y en la red privada, de poco más de dos millones en 2000 a poco menos de cinco millones en igual período.

“Antes incluso de la ley de cupos [sancionada en 2012, que estipula la reserva del 50% de las plazas por carrera y por turno en las universidades federales para alumnos de escuelas públicas] ya había una cantidad significativa de universidades públicas de Brasil que habían implementado acciones afirmativas tales como la reserva de plazas para negros, mulatos y originarios”, dijo Fonseca de Almeida.

En el caso de las universidades públicas del estado de São Paulo, la Universidad de São Paulo (USP) aumentó un 35% el número de plazas desde 2000 e inauguró en 2005 un nuevo campus, situado en la zona este de la ciudad de São Paulo.

La Unicamp expandió más de un 41% la cantidad de plazas y también construyó un nuevo campus en la ciudad de Limeira, que se inauguró en 2008.

En tanto, la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp) multiplicó más de ocho veces su número de plazas –de las cuales el 10% se reserva a negros, mulatos y originarios– y creó también varios nuevos campus.

En 2005, se creó la Universidad Federal del ABC (UFABC), que surgió con la propuesta innovadora de dictar licenciaturas universitarias interdisciplinarias y con un 50% de sus plazas reservadas a estudiantes provenientes de escuelas públicas: de ese total, el 35% es para autodeclarados negros y mulatos, y un 1% para indígenas.

“En los casos de la UFABC y la Unifesp, observamos que el nivel de expansión de la matrícula implementado esas dos universidades fue muy distinto, y que los impactos también fueron diferentes”, comparó Fonseca de Almeida.

La Unifesp, por ejemplo, expandió su matrícula merced a la construcción de campus en áreas diferentes de São Paulo: uno de ellos en una zona pobre de la ciudad, según señaló la investigadora.

“El campus construido en un área más pobre de la ciudad redundó en una mayor inclusión social, pero con una oferta de carreras menos valoradas. Esto ayuda a sostener la hipótesis que indica que la desigualdad está dentro de la universidad pública”, afirmó.

En tanto, la política que adoptó la UFABC permitió atraer a alumnos con menor nivel educativo, pero con alto nivel socioeconómico, analizó Fonseca de Almeida.

Con todo, la proporción de estudiantes con alto nivel socioeconómico es aún mayor en instituciones privadas, consignó.

La investigadora y sus colaboradores realizaron un estudio en el cual analizaron la distribución de los alumnos con mejores condiciones socioeconómicas y que obtuvieron mejores notas en el Examen Nacional de Desempeño de Estudiantes (Enade) en un 10% de las carreras de Economía con mayor prestigio académico de Brasil, dictadas tanto en universidades públicas como privadas.

Los resultados indicaron que las instituciones de educación superior privadas exhiben una mayor concentración de estudiantes con nivel socioeconómico alto y que concluyeron la carrera en comparación con las universidades públicas.

“Pero las universidades públicas se han mantenido en el sitial de las más inclusivas con respecto a las instituciones privadas”, afirmó Fonseca de Almeida.

Carreras binacionales

En la misma mesa sobre Ciencias de la Educación y Lenguas, Patricia Viera Duarte, docente de la UDELAR, presentó resultados preliminares de un estudio comparado de políticas públicas y formas de democratización e internacionalización de la educación superior en zonas de frontera del Cono Sur de América, compuesto por Argentina, Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay.

La primera etapa del estudio se enfocó en las zonas de frontera de Brasil con Uruguay, y comprendió a las ciudades de Santana do Livramento, en Rio Grande do Sul, y Rivera, del lado uruguayo, y Aceguá, también en Rio Grande do Sul, y Chuy, en Uruguay.

La segunda etapa abarcará regiones de frontera de Brasil con Paraguay, y la tercera fase se abocará a áreas de frontera de Brasil con Argentina.

Algunos de los resultados preliminares de este estudio apuntan que en dichas zonas de frontera se han adoptados nuevos formatos de convergencia en la educación superior, tal como es el caso de la creación de carreras piloto binacionales, que pretenden otorgar doble certificación a los estudiantes que egresan.

“En la actualidad, algunas instituciones de educación superior de esas áreas de frontera les otorgan a los concluyentes una certificación binacional [emitida por una misma institución y válida en ambos países]”, dijo Viera.

Según la investigadora, los estudiantes de esas regiones fronterizas exhiben diferencias sociales y culturales que representan factores de riesgo en lo que se refiere a las posibilidades de acceso y de permanencia en la educación superior.

En tal sentido, las instituciones de enseñanza superior de esas áreas de frontera se ven ante el desafío de hacer que esos alumnos puedan adquirir conocimientos y desarrollen habilidades tales como para dar cuenta de las demandas académicas.

“Las experiencias de las carreras universitarios en esas regiones de frontera muestran que exhiben características contextuales, institucionales y curriculares que ayudan a superar los factores de riesgo de acceso y permanencia en la educación superior de los estudiantes locales”, dijo Viera.

“Pero hay que tener cuidado para no generar nuevas formas de ‘inclusión excluyente’ al adaptarse excesivamente al contexto local y alejarse de los contextos nacionales y globales”, consignó.

 

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