Los biocombustibles pueden apuntalar el aumento de la demanda de energía en Argentina

FAPESP Week Buenos Aires

Científicos señalan que el biodiésel y el etanol han aumentado su participación en la matriz energética del país

Elton Alisson, desde Buenos Aires

Agência FAPESP – Los combustibles renovables, tales como el biodiésel y el etanol, pueden sostener el aumento de la demanda de energía en Argentina.

Esta afirmación surge del análisis a cargo de científicos que participaron en una sesión sobre energía en el marco de la FAPESP Week Buenos Aires, un evento realizado por la FAPESP en colaboración con el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) entre los días 7 y 10 de abril, en la capital argentina.

“Sólo el aumento de la participación del biodiésel ‒y, en menor escala, el del bioetanol‒ en la matriz energética argentina puede apuntalar el crecimiento de la demanda de energía dentro del país”, dijo Geraldo Rabinovich, investigador del Instituto Argentino de Energía.

De acuerdo con o Rabinovich, el gas natural y, en segundo lugar, el petróleo, son las dos mayores fuentes energéticas de Argentina.

Con todo, las reservas de ambos combustibles han venido mermando continuamente durante los últimos años. “Esta situación se ha visto agravada en las últimas décadas y no hay señales de que vaya a mejorar”, sostuvo Rabinovich.

Para atender al aumento de la demanda de energía hasta 2020, estimado en un 2,5% al año, será necesario impulsar cambios en la matriz energética del país, para aumentar la participación de los biocombustibles, de manera tal de disminuir la dependencia de las importaciones de gas natural, gasoil, fueloil y gasolina, apuntó el investigador.

“Los biocombustibles, fundamentalmente el biodiésel de soja, empezaron a tener una participación importante en la matriz energética argentina a partir de comienzos de los años 2000”, dijo Rabinovich.

“Actualmente, la participación del biodiésel y el etanol en nuestra matriz energética es del 3%, pero es muy significativa y tiene grandes perspectivas de crecimiento en los próximos años”, afirmó.

Argentina es en la actualidad el cuarto productor y el tercer exportador mundial de biodiésel a base de granos de soja, al frente de Estados Unidos y de Indonesia, y controla el 60% del comercio mundial del producto.

En un lapso de tres años, la capacidad de producción de biodiesel en el país se cuadruplicó: trepó de 660 mil toneladas en 2007 a 2,4 millones de toneladas en 2010.

“Las iniciativas de producción de biocombustibles en Argentina son muy recientes, pero actualmente se elaboran 3,6 millones de toneladas de ese producto en país, y su destino en grande gran medida es la exportación”, dijo Carlos Querini, científico del Instituto de Investigaciones en Catálisis y Petroquímica del Conicet, y docente de la Universidad Nacional del Litoral.

Según Querini, uno de los factores que contribuye para impulsar la producción de biocombustibles en Argentina fue la aprobación en el año 2006 de una ley que estableció la obligatoriedad del agregado de un porcentaje mínimo del 5% de biodiésel al gasoil y de idéntica proporción de etanol a la nafta o gasolina.

La participación del biodiésel en la composición del gasoil comercializado en Argentina actualmente es del 7%, pero puede llegar al 20%. “Tenemos una situación de capacidad productiva y de demanda interna que es sumamente favorable al aumento del aporte de las energías renovables en la matriz energética argentina”, sostuvo Querini.

Las industrias procesadoras de soja en la zona de Rosario son responsables de más del 50% del biodiésel producido en Argentina.

En tanto, la producción argentina de etanol todavía baja en comparación con el biodiesel, pero también tiene gran potencial de crecimiento, fundamentalmente debido a la determinación del gobierno nacional de aumentar el porcentaje de la mezcla de biocombustible en la nafta del actual 8% al 10%, indicó Querini.

“Toda nuestra producción de etanol actual, que se inició mediante un programa de cooperación que establecimos con Brasil en la década de 1970, se destina al mercado interno”, dijo.

La matriz energética brasileña

En el caso de Brasil, cuya matriz energética es bastante distinta a la de Argentina, los combustibles renovables tienen una participación de más del 40%.

Sin embargo, el país afronta idénticos desafíos que Argentina en lo que hace a la diversificación de su matriz energética, actualmente muy centrada en la hidroelectricidad, para dar cuenta del incremento de la demanda.

“En 2012 hubo un estímulo al consumo de energía en Brasil, al bajar las tarifas del producto, y ahora tenemos problemas porque la demanda ha crecido bastante y por arriba del crecimiento económico del país”, dijo Gilberto de Martino Januzzi, docente de Sistemas Energéticos de la Facultad de Ingeniería Mecánica de la Universidad de Campinas (Unicamp).

“El año pasado, el PIB brasileño no aumentó casi nada porque hubo una fuerte recesión industrial, pero, en contrapartida, el consumo de energía aumentó un 2,2% y la generación de hidroelectricidad cayó un 5%. Las buenas noticias fueron que aumentó la producción de energía eólica y la de biocombustibles”, ponderó el investigador, que es miembro de la coordinación del Programa FAPESP de Investigación sobre Cambios Climáticos Globales.

A juicio del investigador, es necesario tener una visión más integrada al elaborarse la planificación energético de un país.

“Al elaborarse una planificación energética se necesario pensar no solamente en cuántas centrales hidroeléctricas se construirán para atender la demanda, sino también en cómo puede hacer los consumidores un uso más eficiente de la energía”, afirmó.

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