Un test molecular podrá evitar cirugías innecesarias en pacientes con cáncer de recto

Un grupo de científicos coordinado por Anamaria Aranha Camargo, del Instituto Ludwig de Investigaciones sobre el Cáncer y del Centro de Oncología Molecular del Hospital Sirio Libanés, ambos de São Paulo, se aboca a la búsqueda de marcadores genéticos que ayuden a los médicos a prever la respuesta a los tratamientos


Por Karina Toledo, desde Salamanca
 

El tratamiento estándar del cáncer de recto abarca en la actualidad la llamada terapia neoadyuvante –que consiste en la aplicación de quimioterapia y radioterapia, a los efectos de disminuir el tamaño del tumor– seguida de una cirugía invasiva que, en la mayoría de los casos, tiene una enorme incidencia en la calidad de vida de los pacientes.

Una cantidad significativa de pacientes responde tan bien a la terapia neoadyuvante que podría incluso desestimarse la cirugía. Científicos del Instituto Ludwig de Investigaciones sobre el Cáncer, del Centro de Oncología Molecular del Hospital Sirio Libanés y del Instituto Angelita & Joaquim Gama trabajan en el desarrollo de un test molecular cuyo objetivo consiste en ayudar a los médicos a la hora de detectar tales casos.

La presentación de los resultados preliminares de esta investigación, que cuenta con el apoyo de la FAPESP, estuvo a cargo de Anamaria Aranha Camargo, directora del Instituto Ludwig, este martes (11/12), durante el evento "Fronteras de la Ciencia – Brasil y España en los 50 años de la FAPESP".

Este simposio forma parte de las celebraciones por el 50° Aniversario de la FAPESP, y reúne en las ciudades de Salamanca (del 10 al 12 de diciembre) y Madrid (los días 13 y 14 de diciembre) a investigadores del estado de São Paulo y de distintas instituciones educativas y de investigación del país ibérico, en una programación intensa, diversificada y abierta al público.

Según Camargo, un 3% de los pacientes aproximadamente no responde a la terapia neoadyuvante. Dichos pacientes  son sometidos innecesariamente a los efectos adversos de la quimioterapia y la radioterapia. No obstante, en el otro extremo, un 30% responde tan bien que ni siquiera debería operárselos.

“Este porcentaje puede ascender al 60%, dependiendo del protocolo empleado. Necesitamos herramientas más eficientes para distinguir estos casos y realizar un tratamiento más personalizado”, declaró Camargo a Agência FAPESP.

En la actualidad, la evaluación de los resultados de la terapia neoadyuvante se efectúa mediante análisis serológicos, tacto rectal y estudios de imágenes tales como la ecografía y la tomografía. Pero ninguna de estas técnicas es suficiente como para que el médico tenga la seguridad de que el tumor ha desaparecido. Ante la duda, los cirujanos prefieren operar.

Según el área afectada, la cirugía puede perjudicar la función sexual y causar incontinencia urinaria y fecal. Pero la buena noticia consiste en que los avances en el área de la genómica hacen posible actualmente la detección de marcadores y el desarrollo de test personalizados que podrán librar a buena parte de los pacientes de ese sufrimiento.

En colaboración con los investigadores Angelita Habr-Gama y Rodrigo Oliva Perez, del Instituto Angelita & Joaquim Gama, el grupo de Camargo secuenció el genoma del tumor de siete pacientes e identificó todos los reordenamientos cromosómicos presentes en cada caso. Luego se desarrollaron ensayos moleculares que permiten rastrear la presencia de esas alteraciones cromosómicas en muestras de sangre.

“Si el estudio molecular detecta la presencia de ADN alterado, eso es señal indicativa de que aún existen células tumorales generando y liberando ese material en el torrente sanguíneo. En tanto, en caso de salir negativo el resultado, se puede repetir el test en el paciente cada tanto, para estar seguros de que no ha habido una recidiva”, explicó Camargo.

La validación en un grupo distinto

Este método ha sido testado en dos de los siete pacientes cuyos genomas se secuenciaron. “Como control positivo seleccionamos un caso en el que el examen clínico había confirmado que el tumor seguía estando presente y el test molecular logró efectivamente rastrear el ADN tumoral en la sangre”, comentó Camargo.

Como control negativo, los investigadores le aplicaron el test molecular a un paciente que había sido operado y la biopsia no había mostrado la presencia de células tumorales. El resultado del análisis molecular también fue negativo, lo que reforzó la hipótesis de que la cirugía había sido innecesaria.

“Empezamos por los extremos y ahora testearemos a los pacientes que suscitan dudas. De reunir evidencias que apunten que el método tiene efectivamente utilidad clínica, el próximo paso consistirá en probarlo en una muestra mayor”, dijo Camargo.

Según la investigadora, la gran dificultad radica en que en los casos de cáncer de recto no existe un patrón recurrente de reordenamientos cromosómicos.  “Algunos pacientes pueden tener diez reordenamientos, en tanto que otros pueden exhibir más de cien. Pero con la tecnología de secuenciación disponible hoy en día, con un coste relativamente bajo es posible analizar cada uno de los tumores y diseñar ensayos moleculares individualizados”, dijo.

En simultáneo, los científicos se dedican a analizar el perfil de expresión génica en otra muestra de 30 pacientes, en procura de identificar un conjunto de genes capaz de indicar anticipadamente la respuesta al tratamiento neoadyuvante.

“Hemos hallado una firma génica que permite dividir a los pacientes en dos grupos: uno de aquéllos que responden completamente al tratamiento y otro de los que presentan una respuesta incompleta. Pero para estar seguros debemos efectuar la validación en un grupo distinto de voluntarios”, explicó Camargo.

De acuerdo con la investigadora, la estimación apunta que a comienzos de 2013 la secuenciación de un genoma humano completo podrá salir por un coste de mil dólares.

“Es todavía una metodología cara, y requerirá un tiempo aún hasta que se la incorpore al Sistema Único de Salud. Pero constituye un avance importante y, como toda tecnología nueva, demanda un tiempo hasta que se la incorpora y se la socializa”, dijo.